Tomado de: Blog Ingeniería Informa
En un acto emotivo y simbólico, comunidades, víctimas y funcionarios de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y el Instituto de Investigación y Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento Ambiental y Conservación del Recurso Hídrico de la Universidad del Valle (CINARA), se reunieron para rendir homenaje y reconocer al río Cauca como un sujeto de derecho y víctima del conflicto armado en Colombia. Este evento destacó la comprensión de la relación entre los seres humanos y la naturaleza, resaltando la importancia de reconocer y reparar los daños infligidos al medio ambiente por las dinámicas de la guerra y las actividades económicas irresponsables.
Carlos Fonseca Sánchez, funcionario del despacho del magistrado Raúl Sánchez de la JEP, enfatizó en su intervención que el reconocimiento del río Cauca como víctima del conflicto armado no es solo un acto simbólico, sino un paso hacia la justicia ambiental y social. "Reconocer al río Cauca como víctima es reconocer el accionar de los grupos armados, incluidos el Ejército, las FARC y los paramilitares, y cómo sus crímenes, más allá de las personas, también impactaron el entorno natural a través de desapariciones, minería ilegal y otras formas de explotación y daño", afirmó Fonseca. Esta declaración resalta la interconexión entre los derechos humanos y la protección de la naturaleza como parte del tejido social.
Por otro lado, el abogado constitucionalista Aquiles Arrieta subrayó el valor de considerar al río Cauca como un ser vivo con derechos propios. "El río sirve de conexión con todas las formas de vida y reconocerlo como sujeto de derecho implica una renovación en nuestra relación con la naturaleza", expresó Arrieta. Para él, este tipo de ceremonias simbolizan el dolor compartido y la necesidad de integrar la naturaleza en la noción de justicia reparadora, abriendo un camino hacia una reflexión más profunda sobre cómo los seres humanos deben interactuar con su entorno.
Arrieta agregó también: "Decir que el río Cauca es víctima es una forma casi poética de mostrar el dolor y el daño causado a la naturaleza, y cuando se dice naturaleza es a todos, porque somos parte de la naturaleza", expresó Arrieta. Su intervención también sirvió como recordatorio de que "no debemos volver a ver al río como una simple cloaca... aprender de nuestros hermanos y hermanas de las culturas indígenas y afrodescendientes, que siempre han tenido una relación profunda y respetuosa con la naturaleza".
El evento también fue un acto de conexión comunitaria, en el que el arte, la música y los rituales espirituales se convirtieron en medios para transmitir un mensaje de restauración y esperanza. Fonseca destacó que la participación de las víctimas es central en los procesos de la JEP, ya que ellas son quienes orientan el camino hacia la reconciliación y la reparación, no solo para las personas sino para los elementos naturales que sufrieron las consecuencias del conflicto. “Este acto nos honra porque permite escuchar a las víctimas y entender cómo podemos promover acciones que reparen al río y restauren su dignidad”, explicó.
Este acto contó también con un respaldo significativo del Instituto CINARA de la Universidad del Valle, cuya labor desde 1989 ha sido fundamental para mejorar la calidad de vida de las comunidades mediante un enfoque de desarrollo sustentable y conservación del recurso hídrico. Su enfoque en el empoderamiento comunitario y la transferencia de conocimientos ha sido clave para organizar talleres y procesos que defienden y restauran los cuerpos de agua de la región, como lo mencionó Mario Pérez, director del instituto: "Estamos haciendo este homenaje simbólico con el ánimo de reconocer nuestros errores, pero también con el ánimo de buscar repararlo. No solamente es el dolor por el que pasó el río, como un ser vivo, sino por cómo tratamos de reparar esos hechos".
La reparación simbólica del río Cauca no solo es un reconocimiento de los daños pasados, sino una promesa de protección y compromiso hacia el futuro. Las intervenciones en el evento destacaron que estos actos buscan cambiar la percepción del río, no solo como un recurso utilitario, sino como un ser que debe ser protegido.
Este tipo de actos simbólicos nos invitan a repensar nuestro papel en la preservación del medio ambiente y a reconocer que la naturaleza también es parte del entramado de víctimas de la violencia humana. Como señaló Fonseca, la reparación del río Cauca y el entendimiento de su papel vital para las comunidades deben ser un objetivo prioritario. La Jurisdicción Especial para la Paz se compromete a catalizar esfuerzos que permitan una reparación integral que involucre tanto a las comunidades como al río mismo, devolviendo así la dignidad a un espacio vital para la vida y la cultura de Colombia.
La ceremonia de reparación simbólica del río Cauca es un recordatorio de la necesidad urgente de justicia ecológica. Las voces de expertos, como Aquiles Arrieta, Mario Perez y Carlos Fonseca, junto con la participación de las víctimas, subrayan la importancia de trabajar hacia un futuro donde la paz incluya no solo a los seres humanos, sino a toda la naturaleza que los rodea.
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